martes, 28 de octubre de 2014

Estrés: gemelar, personal, físico, y emocional

Podría empezar el artículo con la canción esa de "cómo han pasado los años...", porque hace un siglo que no escribo por aquí. No pensé que me desinflaría tan pronto en el mundo bloguero pero, sinceramente, no doy más de mí. 

En todo este tiempo me he acordado infinitamente de aquel post que escribió Ana de Cuando Pares a Pares hablando sobre el estrés gemelar. Así es como me siento. Puro estrés. Me encontraba mucho más despierta y funcional recién parida y pensaba que si esa era la peor parte, el resto lo tenía chupao

Pero claro, las emociones saltan a la palestra cuando menos te lo esperas. Esto no es llegar y besar el santo: tal me sucede, tal cual reacciono, no. La emoción pura llega cuando menos te lo esperas y, en mi caso, está llegando ahora, alimentada muy vívamente por el cansancio físico. Chip y Chop cada vez necesitan más atención pero no siempre puedo dársela como creo que merecen o necesitan. En general no me puedo quejar, son muy buenos y juegan solitos y tranquilos los dos juntos en el parque, pero hay veces que me reclaman y no alcanzo a todo, ni a todos. Muy pocos entienden -de verdad- que cada niño es un mundo, y que no por ser mellizos y haber nacido al tiempo tienen las mismas necesidades, ni los mismos horarios, ni el mismo carácter.

Una de las cuestiones que generan este horrible estrés es abarcar demasiado. Me identifico  mucho con el post de Ana, en el que dice que siempre ha sido muy vital, como yo. Creo que soy una persona fuerte y con paciencia y coraje suficiente para tirar del carro lo que sea necesario, pero últimamente me fallan las fuerzas, y me falla la cabeza, y estoy despistada y lenta. Y eso me preocupa. 

Muchos me recuerdan constantemente lo de "que el mucho abarca, poco aprieta", y yo me empeño cabezona en seguir haciendo esfuerzos que no sé ahora si realmente van a compensar o estoy perdiendo el tiempo. Ahora estoy dedicando tiempo a la famosa "reinserción laboral", y a la no menos popular "conciliación laboral y familiar", y trabajo desde casa para varios proyectos que me permitan sacar la cabeza y desahogar el panorama en casa. Pero noto que se me gastan las pilas y todo se me hace cuesta arriba, y yo erre que erre. Me he dado un margen hasta final de año para tomar decisiones, pero no sé si lograré cumplir este objetivo. 

Necesito descansar. Solo un poquito, y sé que veré las cosas de otra forma. No quiero dejar de intentar estar en el mercado laboral, no quiero dejar el blog, no quiero dejar de jugar con Chip y Chop, no quiero dejar la lactancia, no quiero prescindir de mi familia, no quiero distanciarme de mi pareja. Y tengo miedo. 

Pero no me voy a rendir, y sé que todo saldrá adelante, como viene pasando todo este tiempo. Siempre hay un respiro, un nuevo paso que dar, y una sonrisa para continuar. 

2 comentarios:

  1. Hola, estoy embarazada de 7 meses de otra parejita de mellizos y me ha encantado descubrirte.
    Tengo una niña de 10 años y ese estrés me suena, así que no quiero ni imaginarme con dos.
    Animo y aquí tienes una lectora incondicional desde ahora mismo.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Gisela! ¡Qué emoción! Me encantaría volver atrás a ese momento tan tierno. Es duro y cansado, pero muy bonito, ¡qué te voy a contar yo que tú no sepas! Aunque tener dos es agotador, al final te das cuenta de que es fundamentalmente una cuestión de organización. ¿Que tiene hambre Chip? Le doy a los dos. ¿Que tiene sueño Chop? Los pongo a los dos. A mí la sincronización me ha funcionado estupendamente. Ánimo tú también, y ¡gracias por venir!

      Eliminar